sábado, 9 de agosto de 2008

Que será de nuestra vida cuando el fabricante de mentiras deje de hablar...

Déjenme contarles una pequeña historia... una historia sobre un pequeño planeta que existía en lo más recóndito de la galaxia. En este planeta existían unos insignificantes seres... tan insignificantes, que eran dominados por papeles. Ellos hacían cualquier cosa por esos papeles, lo que fuere... aun sabiendo que eran sus esclavos.

Los papeles les decían lo que tenían que consumir, los papeles les decían que y que no podan hacer, y ellos... se sentían cómodos con mas y mas papeles... tan cómodos que se pensaban que cuanto mas papeles tengan, mas poder tendrían...

Ellos... peleaban por los papeles. Se mataban entre ellos, en guerras, entre diferentes sectores... y el sector que ganaba, obviamente, se llevaba los papeles. Y el que perdía, no se lamentaba por los seres muertos... ni por los destrozos cometidos... No, se lamentaba solamente por los papeles que había perdido...

Ellos idolatraban esos papeles. Tal era ese respeto, esa adoración... que un papel viajaba de un lado a otro, y se conservaba casi intacto... Cosa que no sucedía con ninguna otra cosa.

Extrañamente, muy pocos sabían que esos papeles no tenían autoridad para decidir nada... no tenían valor alguno... pero paradójicamente, quienes sabían eso eran quienes los fabricaban.

Lo cierto es que varias veces, el papel dejo de tener valor... y los habitantes molestos reclamaban... “¿Como es posible esto? Con todos los papeles que tengo... esto no debe ser cierto”... Y comenzaban a suicidarse... A correr por las calles, a gritar... a romper todo lo que se cruzaba en su camino. Pero final mente, el caos volvió a la normalidad... aparentemente alguien dijo que esos papeles volvieron a tener valor... y volvió la paz... pero no la paz real, sino la paz como lo conocían estos seres... con guerra, violencia, disturbios... en fin, parece que para ellos el paraíso seria un lugar muy aburrido, y solitario, ya que no estarían acompañados de esos papeles...